VIII: TEATRO INFANTIL
PROMESA CUMPLIDA / Comedia patriótica en un acto y tres cuadros / 1962
PERSONAJES:
D. Miguel Hidalgo Nino y Anciano respectivamente.
D. Cristóbal Hidalgo
Doña Ana Gallega
La Patria
La Gloria
Un oficial y varios soldados
ACTO UNICO:
Cuadro I.
(Casa de D. Cristóbal Hidalgo en San Vicente. Puerta al fondo y dos laterales).
(Aparece Dona Ana sentada, triste):
DOÑA ANA: -“Siento que pierdo la calma
Tan solamente al pensar
Que pronto se ha de ausentar
El hijito de mi alma.
Así su padre lo quiere
Y pues de mi hijo es por bien
Así lo quiero también
Aunque la pena me hiere.
Ya el niño es casi mozo
Y que se eduque precisa
Aunque de mi la sonrisa
Se me transforme en sollozo.
Que parta Miguel, que vaya
Donde está su porvenir,
Aunque siente a su partir
Que el corazón me estalla.
¡Pues toda madre, de fijo
Que de su dicha se priva
Si en el sacrificio estriba
La felicidad de un hijo!”-.
(Entra D, Cristóbal, Doña Ana al verle pregunta):
Doña Ana: -¿Cuándo es el viaje?
Don Cristóbal: -Mañana.
DOÑA ANA: -¿Pero tan pronto ya?
D. CRISTÓBAL: -Ya tan pronto-.
(Por la puerta del fondo entra D. Miguel, niño).
D. MIGUEL: -¡En verdad que soy un tonto
Y a mi cualquiera me gana!
DOÑA ANA: -¿Qué te pasa hijo querido?
D. CRISTÓBAL: -¿Qué es?
D. MIGUEL: -Nada, que en el barbecho
Con Zacarías he hecho
Una apuesta y he perdido.
Veréis: al campo Salí
Y a Zacarías inclinado
Tras la yunta y el arado
Halle trabajando allí.
Como iba el viejo despacio
Y el surco estaba torcido
Presto lo rete atrevido
Para ver quien en espacio
Más corto de tiempo
Hacía de surcos una docena
Y más derechitos.
D. CRISTÓBAL: -¡Buena la apuesta ha sido!
D. MIGUEL: -Creía yo al viejecito ganar
Pues firme estaba mi mano
En tanto que al pobre anciano
Se le veía temblar.
Pero al cabo sucedió
-por eso digo tonto-
¡Que hizo el los surcos más pronto
Y más derechos que yo!
D. CRISTÓBAL: -¿Por eso triste te pones?-
Vuelvan ya tus alegrías
¿No sabes que es Zacarías
El más viejo de los peones?
Pero te digo en verdad
Que en las rusticas labores
Superas s los mejores
Peones de tu misma edad.
¡Ah, pero cese tu gozo
Quizá corriendo los días
Cuando estés cual Zacarías
Te ganara cualquier mozo
A trabajar anhelante
Pues es muy clara verdad
Que pierde su habilidad
Quien no trabaja constante.
D. MIGUEL: -Más como trabajare
Constante todos los días
Cuando este cual Zacarías
De cierto no perderé.
DOÑA ANA: -No será así, amado hijo.
D. MIGUEL: -¿Por qué no madre querida?
DOÑA ANA: -Porque tu negra partida
Será mañana de fijo.
D. MIGUEL: -¿Mi partida?
D. CRISTÓBAL: -Si por cierto,
Mi querido Miguel
Para ser un buen timonel
Y feliz llegar a puerto
Hay que esperar la lid
Con las olas en turbión;
Será tu preparación
La escuela de Valladolid
Nunca la batalla gana
Quien no estudia al enemigo:
Con que a prepararse, amigo,
Que partiremos mañana,
D. MIGUEL: -Padre de mi corazón
A partir no me rehusó
Pero me deja confuso
Vuestra determinación
¡Cuanta amargura, cuanta
Ha de traerme la ausencia
Transcurriendo mi existencia
Lejos de mi madre santa!
Sufriré.. ¡Sí, he de sufrir
Intensamente por eso…!.
¡En las mañanas su beso
Ya no podre recibir!
¡Oh, dolor! Cuando se aviste
De la tarde el rojo fin
Y yo estoy triste, sin
Saber porque estoy muy triste
No vendrán sus manos bellas
Mis pupilas a enjugar
Ni su voz podre escuchar
Endulzando mis estrellas
Y no llorare si lloro
Ni reirá cuando ría..
¡Santa madrecita mía
Si vieras cuanto te adoro!
¡Voz como tu acento blando
No encontrare en otra parte!
DOÑA ANA: -El corazón se me parte
Sus palabras escuchando;
Mas por su bien, es preciso
Reprimir el corazón.
Piensa que tu profesión
Ha de darte el paraíso;
Tu misión será sagrada
Y digna de alto renombre;
Pues ensenaras al hombre
La ley por Dios promulgada,
La ley divina, la luz…
¿Qué habrás de sufrir?
Y yo te pregunto: ¿No sufrió
Crucificado Jesús?
D. MIGUEL: -Expiro, si ciertamente,
En la luz nuestro Señor;
Mas como ¿al perder tu amor
No quieres que me lamente?
¿Perdida de amor tan tierno
No quieres que me taladre?
DOÑA ANA: -¡No lo pierdes: de una madre
El santo amor es eterno!
D. MIGUEL: -Estoy de tu amor seguro
Y sin temor partiré;
Me hace decirles que
Es para mi pecho duro
Dejar los sitios queridos
Donde he pasado mi infancia;
Las flores con su fragancia,
Los arboles con sus nidos,
La fuente con sus rumores,
El arrollo que murmura,
Corriendo entre la espesura
Canción alegre de amores;
Mis ojos no han de mirar
Ya los esbeltos maizales,
Ni la miel de los panales
Me endulzara el paladar.
No vagare en las serenas
Mañanas por los caminos…
¡Ah! Y los ruidos campesinos
¡Almas tan puras y buenas!
No podre admirarlos ya
Ni en el trabajo mayor
Mi sudor con su sudor
Ya no se confundirá!
D. CRISTOBAL: -Tiene alma buena Miguel.
DOÑA ANA: -¿Lo amas mucho, hijo mío?
D. MIGUEL: -Los amo con desvarió.
Porque sus labios la hiel
No prueban de la amargura
Y sea su vida dichosa
Daría yo toda cosa
¡Este mi madre segura
Que mi existencia daría!
DOÑA ANA: -A que lo cumplas te reto.
D. MIGUEL: -¡Madre mía, lo prometo!.
¡Lo prometo, madre mía!
TELON
Sitio en donde se fusilo a D. Miguel Hidalgo en Chihuahua. Aparecen D. Miguel Hidalgo, anciano, a la izquierda y un oficial español y sus soldados a la derecha.
D. MIGUEL: -Voy a morir, ¿Y qué? La frágil vida
Es un soplo no más que llega y pasa
Dura solo un momento y la temida
Muerte llegando con furor se abraza
A nuestro pobre espíritu, y lo lleva
A otro mundo mejor, a vida nueva.
La vida es como gota de roció
Que tiembla sobre cáliz perfumado
Dura lo que la gota; el sol de estío
Tocándola con rayo despiadado
La transforma en sutil y blanca nube
Que hacia el espacio majestuosa sube.
Todo soplo de viento
Hace, pasando susurrar las frondas
Acaricia las ondas
Y refrescase los labios del sediento
Toda trémula gota de roció
A las hermosas flores
Vida conserva, y mágicos fulgores
Derrama en torno ufano brillo
Y aquel humano que en su vida corta
Como soplo de brisa
Como trémula gota,
No arranca una sonrisa
No procura alegrar una existencia
O no alivia un dolor, en su conciencia
Llevara mientras viva, su castigo,
Y al morir no podrá, Dios justiciero
Temer la gloria de morar contigo.
Yo marcho hacia la muerte como marcha
El vencedor en tierra conquistada:
Firme al andar, serena la mirada
Y dirigida hacia el azul la frente.
Marcho serenamente
Porque cumplí con la misión sagrada
De liberar al pueblo que gemía
Bajo el peso de la horrenda tiranía
Proyecte libertad al oprimido
Y entonces, decidí,
En desigual y ruda lucha entro;
Pero pronto, muy pronto
La muerte en pago sin piedad encuentro,
La muerte en pero, sin temor afrento.
Yo no temo a la muerte. La existencia
Eterna no será… la muerte viene;
Mas la muerte es un bien cuando se tiene
Tranquila como un lago la conciencia.
(Un soldado se acerca y lo venda)
D. MIGUEL: -Que me tiréis al corazón os ruego-
OFICIAL: -¡Vamos, preparen! ¡Ahora apunten!
¡Fuego!
(Disparan y cae Hidalgo)
TELON
(Se levanta el telón de fondo y aparecen en un sitial que ocupara Hidalgo. A los pies estará la Patria mostrando sus cadenas rotas y arriba, la Gloria que coronara al Libertador con una corona de laurel.
Sale Dona Ana).
DOÑA ANA: -Vamos hijo, te espera con cariño
La Gloria para honrar tu nombre
Pues cumpliste fielmente
La promesa que cumpliste cuando niño.
(Se levanta Hidalgo y conducido por Doña Ana, ocupa el sitial. Los soldados se arrodillan presentando armas y el oficial saluda con la espada. Se ilumina la escena y a los acordes del himno nacional. Cae lentamente el telón).
TELON.